Las dietas tan bajas en sodio pueden comprometer el crecimiento muscular (y es un error común que se repite y se repite, casi que eliminar el sodio de la dieta).
El mítico bombeo o “pump” es un fenómeno claro y que al entenderlo un poco mejor, se puede usar a FAVOR. Cuando movemos cargas, se origina daño en las celular musculares, esto conlleva a varios fenómenos: por un lado sodio y agua entra en la célula y por otro, sale potasio y también agua; sin embargo, la salida de agua en este caso es restringida. Esto básicamente genera que las células musculares estén turgentes (llenas de agua), y así nace el afamado “pump” o bombeo que hace que nos veamos tan llenos y “hermosos” 😍😍 (B. Schoenfeld & B. Contreras, 2014).
En algunas patologías se recomiendan bajas ingestas de sodio, 1000 a 1500 mg/día, pero en deportistas regulares, con “bombeos” constantes y alto recambio de electrolitos por cuestiones de hidratación, no es la mejor opción. Ingestas superiores de sodio a los 2000 mg pueden beneficiar hidratación e incluso, la síntesis de proteína a nivel muscular. Menos sodio NO siempre es mejor.
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